¿Por qué nos gustan tanto las viejas flacas?

Son duras, incomodas y poco prácticas, pero a la vez elegantes, resistentes y rápidas como ninguna. Son las bicicletas clásicas de carretera que pueblan nuestras ciudades. Si has probado a montar una sabes que no habrá patinete eléctrico (no trucado) que se te resista a poco que el carril bici sea favorable. Tienen, en muchos casos, prácticamente la edad de los dueños pero sus tubos de acero envejecen bien y no se arredran ante esas jovencitas citybikes recién llegadas.

La mayoría ya le habían dado la vuelta varias veces a la península, cuando fueron relegadas por otras con llamativos cuadros de carbono de formas orgánicas, perfiles aerodinámicos y pesos de risa. Y es que, aunque al jinete le sobren 20 kg, todos los carreteros buscamos el arma mas rápida, más ligera, para las batallas domingueras. Ya sabéis el viejo dicho, maquina profesional y ciclista amateur... muy amateur.

Así que mientras nos llevábamos la nueva 'carbona' a almorzar con los compis de la grupeta, nuestra antes amada bici de acero, coetánea de los Tour del inigualable Miguel Indurain, se veía relegada al fondo del trastero.

Si, puede que alguno hasta se mintiera con eso de "será la bici de invierno" o el consabido "la alternaré y así la nueva sufre menos..." pero al final, en el mejor de los casos se quedó como bici de rodillo o ni eso.

Y allí estaba, de percha 'trasteril', hasta que un día alguien se acordó de ella, tal vez un adolescente de la familia o más bien el adolescente que llevamos dentro nosotros mismos, y se decidió a quitarle el polvo, engrasar un poco, hinchar ruedas y voila. Ahí estaba ella, vecchia signora, con la misma clase de siempre, el tacto dulce de un buen cuadro de acero, ruedas con mas de 16 radios y una geometría para recordarnos que ya no estamos en la veintena. La mayoría con cambios en el cuadro y sillines que hacen que te replantees las bondades del patinete como medio de transporte. Pero, rápidas, eficaces y divertidas, y también, aunque la mayoría no reconoceremos lo que nos gusta, más molona que ninguna de las que hay candadas en el aparcabicis de la oficina.

Si leyendo hasta aquí os habéis visto reflejados, entonces, posiblemente, compartimos generación y pasado ciclista, así como gustos bicicleteros. Si no es así pero te ronda por la cabeza desempolvar esa vieja Bianchi que alguien que conoces usa de granja de telarañas en su trastero... sigue leyendo y te contaremos como convertir esa rompecuellos en una gran bicicleta urbana.

Detectando chatarra

Dejemos las cosas claras, nos gustan las bicis, casi todas... pero hay algunas que no tienen remedio y hay que asumirlo. O al menos tener presente que nos va a costar la restauración tanta pasta como si Ernesto Colnago en persona fuera nuestro jefe de taller.

Porque una cosa es recuperar una bici del 90 guardada en un sitio razonablemente seco y otra resucitar un hierro que lleva desde que Massiel ganó Eurovisión a la intemperie. Y por supuesto si la vais a comprar de segunda pierna hay mucho donde mirar (spoiler: en breves publicaremos una guía de compra de segunda mano).

Si la bici está muy mal de componentes pero mantiene un cuadro en condiciones y nos puede la parte emotiva, entonces una buena opción es convertirla a SingleSpeed, fixie o no, y así darle una segunda vida. Pero si es el cuadro el que falla posiblemente no haya solución para ella sin gastarnos un dineral.

Cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor...

Vale, tranquilos, guardad las antorchas... Después de todo el rollo épico no pretendo quitaros la ilusión ni mucho menos. Simplemente deberemos valorar un par de cosas antes de hacer que una máquina de más de 30 años sea nuestro medio de transporte en el día a día.

Porque una cosa es restaurar la bici del abuelo para lucirla, darte un paseo o incluso apuntarte a L´Eroica y otra que sea tu herramienta del día a día.

Bicis l´eroica

Bicicletas clásicas participantes de L´eroica.

Y es que la ciudad es dura para nuestros hierros y antes de enfilar el carril bici hay una serie de adaptaciones necesarias.

Adaptando para la ciudad

ADVERTENCIA: estas son nuestras recomendaciones, lo que nos ha funcionado, nos gusta o simplemente hemos podido hacer. Si tu solución es otra nos encantará que nos la cuentes.

Lleva la bici al mecánico

El primer consejo que os vamos a dar será el más opcional para algunos y el imprescindible para otros. Desde luego si eres un manitas, enhorabuena, sáltate este paso. Pero si eres de los que sabemos lo justo o menos o simplemente no tenemos disponibilidad para hacer según que reparaciones, entonces busca un buen taller de barrio, de esos de toda la vida y pon tu vida tu bici en sus manos.

Él te va a aconsejar y sobre todo vas a salir de ahí con una bici que puedes usar en condiciones de seguridad. Un buen mecánico es como un buen pediatra, vale su peso en oro y hay que ganarse su confianza para que nos atiendan antes. Después de la pandemia, muchos, sobre todo los buenos profesionales, están sobrecargados de trabajo y no esperes que te arreglen al hijo la bici al momento.

Neumáticos

De cajón ¿no? Son lo que te separa de un resbalón y probar lo duro que está el asfalto a primera hora. Si has recuperado una bici de hace 15 años, ¡sorpresa!, sus neumáticos tendrán un porron o más años y la goma probablemente esté cristalizada y no agarre. Por no hablar de la nula protección antipinchazos.

En Entrenandoalcurro ya os hablamos de nuestras cubiertas favoritas para el invierno.

Un cambio de gomas resultará imprescindible en la mayoria de casos, y nos dara la opción de aumentar el balón los neumáticos. En los 80 y 90 del pasado siglo la medida de balón más habitual era 23c incluso se veía mucho el 21c. Para un uso ciudadano preferimos el 25c incluso el 28c aunque esta última medida es probable que no 'pase' por las vainas de muchos cuadros. Actualmente la medida de 700x25 es prácticamente el estándar de facto en las cubiertas de entrenamiento entre los ciclistas de carretera y también es una medida fácil de conseguir en multitud de gomas de enfoque urbano.

Nuestras favoritas son: como cubierta de entrenamiento usable en ciudad las Michelin Lithium 3, una cubierta duradera, resistente y con buen agarre en mojado dentro de su categoría. Y si nos vamos a las cubiertas especificas para ciclismo urbano entonces nos quedamos con las Schwalbe Marathon Plus. Por último si buscamos una cubierta para suelo mojado, usable para rodar en carretera, entonces nos quedamos con las Vredestein Fortezza Senso Weather, una formidable opción para entrenar en invierno.

Frenos

Poco que elegir aquí. En función del estado de las sirgas y las camisas podrás mantenerlas o será necesario un cambio. Tendrás que comprobar el tacto y la potencia. En este apartado es vital que los frenos sean revisados por una mano experimentada para que puedas rodar con total seguridad. El cambio de zapatas de freno será imprescindible si pisaban mal o estaban muy gastadas. En la mayoría de ocasiones con la correspondiente limpieza de la llanta y un buen ajuste, el equipo de frenos te sorprenderá gratamente. Las pinzas de doble pivote frenan con más potencia pero no suele ser necesaria la sustitución de las monopivote si son de calidad media.

Ruedas

Uno de los elementos que más hay que revisar. En especial holguras en los bujes o en la rueda libre (donde van los piñones), y comprobar que estén centradas. Las viejas ruedas de 32 o 36 radios son muy duras, sobre todo las que llevan radios de 2mm. mucho más que las modernas ultraligeras pero aun así habrá que estudiar su estado detenidamente. Las llantas de acero tienen cierta tolerancia a los bollos pero si es de aluminio y observáis grietas no os la juguéis y cambiad la rueda. Las llantas de carbono serán rara avis.

A partir del año 1995 proliferaron los aros de pocos radios y mucho perfil en aluminio. Son ruedas más ligeras pero muy rígidas y no resultan lo ideal para los baches de los carriles bici y sus socavones. Por no nombrar que si partís un radio en una llanta de 36 es posible que lleguéis a casa, o al taller, porque el descentramiento no será enorme, sin embargo en una de 12 o 16 radios lo más habitual es que la cubierta no pase por las vainas.

El centrado de ruedas es una tarea nada sencilla y recomendamos encargar el trabajo a nuestro mecánico de cabecera.

Por último casi siempre habrá que cambiar el fondo de llanta aprovechando la sustitución de neumáticos.

Trasmisión

Puede ser una bendición o nuestro mayor dolor de cabeza. Las trasmisiones de 7, 8 o 9 piñones traseros de Shimano y Campagnolo son lo más frecuente entre las bicis desde mitad de los 80 y en los primeros 90 se comenzaron a popularizar las manetas integradas de cambio y freno.

Piñones de bicicleta

Antes de eso los piñones solían ir roscados al buje en lugar de montarse tipo cassette. En este punto deberéis considerar que no es fácil encontrar piñoneras originales de 7 y menos en estado optimo a buen precio. Sin embargo abundan las de 8 y 9 velocidades con todavía mucha vida útil. Por supuesto el mercado auxiliar tiene una buena colección de piñas pero la calidad será como mucho media.

Desarrollos

Cuando hablamos de desarrollos en una bicicleta nos referimos a la multiplicación entre las vueltas que damos a las bielas y las que da la rueda. Para entendernos cuanto mas gordo es el piñón mas descansados vamos y mas despacio, y en los platos ocurre al contrario.

En la actualidad las bicicletas de carretera usan platos compact de 50-34 o semi-compact de 52-36 con piñones de 11 y 12 velocidades de 11-32 o incluso 11-36. Son transmisiones muy amplias con desarrollos máximos (los de subir puertos de montaña) blandos en comparación con nuestras viejas glorias.

Cuando Indurain se llevaba las grandes vueltas a pares y antes, los ciclistas del montón usaban los mismos componentes que los pros, así que os encontrareis con piñas de 12-21 y platos 52-42. Y a poco que viváis en una ciudad con subidas el 42-21 se os va a quedar corto. Para solucionarlo y poder circular más cómodamente, el cambio mas sencillo es montar un cassette de piñones con una corona grande mayor. Los cambios traseros, de los 90 en adelante, suelen admitir 25, incluso 27 dientes. Y en cuanto a plato, es fácil conseguir un 39 sin tener que cambiar el desviador.

Conclusión

Una old school con clase te va a permitir llegar a la oficina envuelto en un halo hipster y/o escaparte a entrenar al salir. Es una de las maneras mas fáciles de meter kilometraje cuando tienes poco tiempo libre con una transferencia perfecta y mejorarás la conducción frente a los entrenos en rodillo (modo padre triatleta ON) .

Y tú, ¿Qué bici usas para moverte por las calles de tu ciudad?

Imagen de cabecera Yuri Catalano en Unsplash

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